OSIRIS ELIMER CARRASCO

Talento innato. Osiris Carrasco es una joven que a sus 26 años es toda una experta en el arte de confeccionar tembleques.
Netamente tableña, como ella misma se define, se inició en la confección de tembleques a los 14 años cuando le dijo a sus padres que de regalo de quinceaños quería una pollera blanca regional de gala. Fue entonces cuando se animó a comprar los materiales para hacer su primer juego de tembleques blancos. Orgullosa, admite que nunca ha asistido a un curso en el que se enseñan las técnicas para confeccionarlos, ella se ha ido perfeccionando, soltando y armando sus propios juegos de tembleques, además de las personas que han confiado en ella para que les haga los juegos de sus hijas.
“Mi inspiración a esto viene por el amor que siento por mi folclor y por el baile, ya que hasta que cumplí 24 años bailé en agrupaciones floclóricas de mi región y aún me buscan para presentaciones especiales”, aseveró Osiris, quien hace tembleques blancos y de colores con perlas blancas, granitos de arroz, lágrimas, canutillos, chaquirones, cristales de roca, swarovski, florecitas, campanitas, entre otros, para darles vistosidad y brillo.
Los de colores le gusta confeccionarlos de la manera tradicional con su pimpollo en tela de satén o de organza, con distintas perlas de colores.
Costos
Un juego completo de colores está entre $400 y $450, y los blancos van desde los $400 hasta $800, debido a que el swarovski es un cristal costoso.
Osiris exhortó a la juventud, que no cuenta con un empleo estable o que simplemente quiere ser dueña de su tiempo y hasta de su propia empresa, como tiene ella en mente, que aprenda a realizar los diferentes tipos de artesanías.

“Me dedico a la confección de tembleques, ya que es un trabajo honrado en el que uno busca desarrollarse como profesional y por qué no, ser reconocido no solo a nivel nacional, sino también internacional y así seguir cultivando nuestras costumbres y tradiciones para que no desaparezcan y enseñarles a futuras generaciones el arte que nos aleja de malos vicios. No me queda más que decirles que "manos a la obra".